En la Gestación Subrogada, usando el sentido más purista del término, la gestante no aporta material genético; aunque la mayoría de las veces sí se produce una cesión genética, que puede complicar la relación emocional y legal entre la gestante y los padres del bebé. No obstante, es el detalle de la posible utilización de la mujer como simple recipiente, el que desencadena toda una serie de prejuicios relacionados con los vientres de alquiler, el mercantilismo, el tráfico de personas, la explotación por motivos económicos o el lucrativo negocio en torno a la maternidad, la inseminación artificial, la congelación de óvulos, la donación etc.
A pesar de que las leyes de algunos países como Reino Unido diferencian la Subrogación altruista de la Subrogación comercial, la polémica va en aumento. Es casi directamente proporcional a la demanda social.
No se puede negar la evidencia. La sociedad planifica cada vez con más interés la paternidad y la maternidad. Muchas mujeres con un perfil determinado, generalmente profesionales y de un nivel sociocultural y económico alto, retrasan la edad para tener a sus hijos hasta límites biológicos que lo impiden; o simplemente, deciden no pasar por la experiencia de un embarazo propio, aunque desean un hijo genéticamente suyo y de su pareja, o suyo y de un donante seleccionado.
También aspiran a una Gestación Subrogada, evidentemente, candidatas que no pueden fisiológicamente concebir, e incluso se dan casos de futuros padres por subrogación, que no ven necesario aportar material genético propio alguno. Pero no solo hablamos de la mujer o de parejas tradicionales. El colectivo gay, por ejemplo, con acceso al matrimonio legal, apuesta por la Subrogación para cumplir su sueño de paternidad, e incluso hay hombres que deciden afrontar una paternidad elegida en soledad.
Las motivaciones de los nuevos modelos familiares para optar a la Gestación Subrogada son múltiples y diferenciadas, pero el recipiente siempre es el vientre de una mujer; y ahí es donde se crean los conflictos legales, morales y éticos, que se han debatido en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (Icab).
Bajo el lema “no somos vasijas”, hace un año se redactó en España un manifiesto contra la Maternidad Subrogada, que sí es posible en países como EEUU pero ha sido regulada recientemente en otros como India. Según los firmantes, la Gestación Subrogada es “éticamente injustificable”, un negocio de úteros y una compraventa de niños.
Victoria Camps es una de las firmantes de este manifiesto y Francesca Puigpelat, no. Sus posturas quedan ampliamente argumentadas en este “debate”-entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/TV; donde sí hemos querido profundizar en el tema.
Ustedes son libres para sacar sus propias conclusiones. Nosotros solo les damos la información para que puedan hacerlo.
Gema Castellano @GemaCastellano