La sociedad no tiene un buen concepto sobre este sector estratégico, que defiende sus derechos sin ni siquiera contar con un ministerio específico por donde canalizar sus necesidades. Se trata de un sector hiperatomizado donde el 67% de las empresas transportistas -156.488 de las 235.536 contabilizadas a fecha de 1 de febrero de 2016 según el Observatorio del Ministerio de Fomento- están regentadas por autónomos.
Marcos Basante, el presidente de ASTIC (asociación formada por 200 socios con un parque de 16.000 camiones), se lamenta de la falta de información de la población sobre la importancia del transporte de mercancía y de esa, entre comillas, ‘mala fama de los transportistas‘. “Si nosotros no le llevamos a tiempo su yogur usted no se lo podría tomar cuando quisiera” me dice. Sin embargo, una administración poco solidaria, la propia idiosincrasia del trabajo y el sensacionalismo en las pocas noticias sobre estos profesionales -casi siempre centradas en las protestas o los accidentes- llevan a la desinformación.
El sector del transporte internacional por carretera en España supone el 4% del PIB, aporta 9.000 millones anuales al erario público -principalmene vía impuesto de hidrocarburos- y consta de 103.000 empresas que emplean directamente a unas 600.000 personas (cerca de 1 millón si sumamos los servicios auxiliares). Europa ingresa 80.000 millones en concepto de peajes.
Los Presupuestos Generales del Estado han ido menguando las inversiones en mejoras de las carreteras hasta acumular un -13%. El gobierno ha destinado 1.913 millones a este menester, mientras al ferrocarril se han destinado 3.056 millones. Además, los transportistas deberán afrontar próximamente, si no consiguen detener la medida, un impuesto por deterioro de infraestructuras, y a todo esto hay que unir la presión que lo lobbies económicos y tecnológicos realizan en la UE.
El sector no solo está atomizado, sino también presionado y acorralado, según Basante, por la fiscalidad, por una regulación diferente en cada administración pública y por la falta de una regulación comunitaria que no obligue a seguir diferentes leyes cada vez que se atraviesa una frontera de la Unión europea.
La falta de voluntad para intentar una colaboración entre el ferrocarril y el transporte terrestre por carretera, los problemas que desde el sector suscita el corredor del Mediterráneo, el negocio no muy transparente de los coches eléctricos, la contaminación… ¿Quieren saber qué opina este sector tan olvidado de los problemas de movilidad actuales?
En esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/Tv, Marcos Basante no se niega a darnos la visión de un conglomerado sin el cual ni el comercio ni el estilo de vida consumista sería posible.
Gema Castellano @GemaCastellano