Chile está trabajando intensamente por posicionarse como una potencia global en el sector de la alimentación, trabaja abordando cada uno de los subsectores en los que tiene ventajas competitivas: frutícola, hortícola, pesquero, cárnico, lácteo, vitivinícola, olivícola, etc., cada uno de ellos demanda maquinarias, biotecnología, tecnologías de la información y las comunicaciones, formación y servicios específicos que permitan la llegada de estos a mercados próximos y lejanos.
A pesar de que en épocas de crisis se pone más atención a los precios y las personas suelen comer en el hogar, los consumidores están cada vez mejor informados acerca de la calidad y origen de los productos, exigiendo variedad en los puntos de venta. En los mercados considerados desarrollados es habitual ver género de un gran número distinto de procedencias, que mantienen su presencia casi todo el año calendario, hemisferio norte y sur se van turnando con sus cosechas.
Hoy estamos atravesando un período en que los alimentos están caros, varias son las razones que se aducen: los altos precios alcanzados por el petróleo, asunto que repercute en toda la cadena logística alimentaria, léase transporte de ingredientes, insumos y mercancías finales. Igualmente, costes de fertilizantes, pesticidas y los plásticos utilizados en el packaging.
No menor es el incremento de la clase media en los considerados países emergentes, particularmente llamativo son los casos de China e India, estamos ante un aumento de la demanda de bienes agrícolas, augurando un crecimiento para el sector en todo el orbe.
El mercado mundial de alimentos y bebidas se estima entorno a los 7.5 billones de dólares: Asia representa unos 4.3 billones; Europa, 1.8 millones; Estados Unidos, 1.3 billón; Latinoamérica, 900 millones de dólares. En el caso de América Latina, dos veces más grande territorialmente hablando que China y Estados Unidos junto, las posibilidades de crecimiento en el sector alimentario son enormes. Solo Chile tiene disponibles alrededor de cuatro millones de hectáreas aptas para la agricultura, sumadas a la de otras naciones de la región representan oportunidades, las inversiones que aquí se materialicen tienen y tendrán mucho futuro.
Igual situación ocurre con el océano adyacente, siempre que se habla de naciones se dice que tiene una superficie de tantos kilómetros cuadrados, en el caso de nuestro país 755 mil, sin incluir la Antártica, decimos. Y yo añado, y “sin incluir la superficie marítima económica exclusiva”, ¡más de 3 millones de kilómetros cuadrados! A los que les atrae la pesca, el cultivo marino o la investigación oceánica, cuentan con espacio suficiente para emprender, innovar y crecer.
La invitación a visitar Chile, valiéndose del Foro de Inversiones de la Industria Alimentaria de CORFO, llega en un muy buen momento, el planeta necesita una más amplia oferta alimentaria, los estados emergentes se están incorporando a paso veloz al gran consumo, si la industria del alimento lo hace a precios competitivos – por ejemplo desde Chile-, sus probabilidades de éxito serán mayores.
¿Cómo está compuesta la Industria Alimentaria chilena? La lidera el nicho frutícola con un 25%; le sigue el salmón cultivado con un 21%; alimentos procesados un 15%; luego el vitivinícola 12%; otros 11% (olivo, hortícola, lácteos, etc); otros productos del mar un 10%; y cárnico un 6%.
Como fortalezas chilenas podemos señalar que es la onceava economía más abierta del mundo, la primera de Latinoamérica, concretar inversiones y negocios es relativamente más fácil, así lo demuestran las más de seis mil empresas extranjeras establecidas dentro de sus fronteras. Mantiene 21 Tratados de Libre Comercio, que involucran a 58 países que representan el 90% del Producto Interior Bruto global. Al ser su mercado interno más reducido, las firmas existentes y las que se crean están orientadas al comercio exterior, facilitando el entendimiento con las que llegan. Tienen el mercado de capitales más desarrollado de la región. Dispone de ventajas competitivas que favorecen su integración internacional. Cuenta con soportes técnicos necesarios.
Hace pocos días se dio a conocer el Informe de la Mesa de Trabajo para la Competitividad de los Sectores Agrícola e Industrial. Temas laborales, institucionales, tecnológicos, financieros y de competitividad cambiaria, componen la serie de medidas que tomará el Gobierno para mejorar la competitividad del dólar en el sector exportador agro-industrial. Entre los puntos más relevantes, el Gobierno plantea crear un sistema integrado de comercio exterior, o «ventanilla única de exportaciones» que permita disminuir los plazos para realizar trámites de esta índole.
Muy llamativo para el inversor extranjero resultará que el ejecutivo buscará incentivar que las empresas extranjeras se financien en territorio chileno.
Invertir en la Industria Alimentaria local representa un muy buen negocio para quienes opten por hacerlo en territorio chileno.
Tomás Pablo R.