El departamento de Policía de la ciudad de Houston, en el estado de Tejas (EE.UU.), ha redactado una hoja impresa, que entrega a los padres de aquellos muchachos que por algún motivo caen bajo su jurisdicción, y que dice lo siguiente:
Comienza desde la infancia por dar a tu hijo todo lo que te pide; de esa forma crecerá en la creencia de que el mundo sólo tiene obligaciones con él. Cuando pronuncie en tu presencia palabras sucias u obscenas celébralas con chistosas ocurrencias; de esta forma se desarrollará con la convicción de que es cosa graciosa y procurará incrementar la riqueza de tal «vocabulario».
No dejes de alabarle en presencia de los amigos y vecinos; de esta forma lograrás que llegue al convencimiento de que es mucho más listo y mejor dotado que los demás muchachos de su conocimiento.
Nunca emplees, refiriéndote a él, la frase «eso está mal». Podrías llegar a crear en el pobre niño un complejo de culpa. Claro está que cuando sea mayor y robe automóviles o ultraje mujeres, su conclusi¢n ser de que «el mundo est en contra suya» y que es un perseguido o un incomprendido.
Recoge todo lo que deje abandonado o fuera de lugar, porque as¡, cuando sea mayor, tendr experiencia en el arte de dejar que los dem s le hagan el trabajo que le corresponde.
D’jale ver y leer cuanto quiera. No te preocupes por las lecturas o por la televisi¢n que van formando su mentalidad. Eso s¡, cuida de que los vasos y tazas donde ‘l beba est’n limpios, pero no intervengas cuando su mente beba en un recipiente sucio de ideas sucias.
Discute con tu esposa en presencia de los hijos, procura estar borracho con frecuencia; as¡ estar n preparados el d¡a de ma_ana para imitar tu ejemplo y quiz logren deshacer un hogar.
Dale todo el dinero que te pida sin pedirle ninguna responsabilidad a cambio; no se te ocurra dejar que se lo gane con su esfuerzo. No dejes de satisfacer sus deseos de refrescos, golosinas, caprichos de todo tipo, que se «atraque» de todo lo que le guste y nada m s que de lo que le guste.
Ponte de su parte y defi’ndelo en sus enfrentamientos con profesores, vecinos o polic¡as. Todos ellos, si van contra tu hijo, no tienen raz¢n. Cuando te veas comprometido en un aut’ntico conflicto, puedes justificarte dici’ndote a ti mismo: «me fue imposible hacer de ‘l un hombre de provecho».
El ni_o tambi’n habl¢:
«Yo soy el futuro de la naci¢n, el hombre del ma_ana, el que ocupar tu lugar cuando s¢lo quede el recuerdo y la obra. Ser’ el Juez de los hombres de hoy, y, aunque el ma_ana depende de m¡, yo dependo de la educaci¢n que me brinden hoy.
¨Por qu’ no me das la educaci¢n que merezco?…».
Marcos Guti’rrez Sanju n
Licenciado Ciencias F¡sicas
Profesor del I.E.S. Virgen de las Nieves