Le asombra y le perturba su frente abombada, su ausencia de cejas, su cuerpo débil, tan distinto a los de las mujeres de su tribu, de fornidas piernas y fuertes espaldas. El joven Bid tiene un gran amor propio y, para su desesperación, todavía no le crece la barba. En su tribu es despreciado por las mujeres, y los hombres se burlan de él. Ésa es la razón por la que emprende una larga marcha, para demostrar a los suyos todo lo que es capaz de hacer y para regresar con sobradas pruebas de su hombría. Su aventura solitaria lo lleva hasta el lugar en el que, por vez primera, ve a esa extraña. Desde ese momento, su recorrido se vuelve inesperado. Aquella joven que acaba de encontrar no es una presa fácil, en cambio, a medida que se acerca a ella, se aproxima a un mundo nuevo, desconcertante a la vez que fascinante. Además, allí están los senos incipientes de Ibai, el aroma que desprende, propio de una niña que está a punto de convertirse en mujer. Para Bid esto es irresistible.
Ibai ignora todo eso, en cambio lo observa con sus ojos brillantes. En su tribu es una joven chamán que, en medio de la era glaciar, ha emprendido la marcha hacia el Gran Río -el que hoy es el Ebro-, para acabar con el Dios del Frío que acecha a los suyos, que amenaza con la desaparición de la humanidad, y de la mayoría de los animales y las plantas. Ibai es virgen, en su cultura es una niña que todavía no ha tenido «su primera sangre de luna«, sin embargo siente dentro de ella la fuerza del río y de la fuente, del lago y del pantano, del rocío y de la lluvia. «Soy una niña«, afirma a sus mayores, que se niegan a incluirla en la expedición, «pero los espíritus acuáticos hablan por mi boca, oyen por mis oídos y ven por mis ojos«. Su magia será suficiente para acabar con el Dios del Frío, de eso está segura. No contaba con que conocería a alguien tan distinto como Bid, un muchacho que no sabe de magia, que no entiende el significado de los ritos ni de la mentira, y que al fin, regresará con ella, cruzando el Gran Río, ante el estupor de los cromañón. Pero Bid no entiende lo que está pasando. En esta nueva tribu copula con todas las mujeres que desea, ignorante de envidias y luchas de poder. Hay quienes desean acabar con Ibai que, así se sospecha, ha faltado a una ley muy importante: ha copulado con Bid antes de «su primera sangre de luna«.
Entretanto, mientras amigos y enemigos de Ibai sospechan o conspiran, la amistad -y el amor, una forma de amor desconocida hasta entonces- se fortalece hasta límites insospechados. Ibai le enseña a Bid su idioma, los colores, el significado de la magia, la naturaleza del espíritu humano. Bid aprende con esmero, pero le cuesta mucho alcanzar un significado nuevo, el del «yo», el de la individualidad, porque él siempre se ha sentido parte de un conjunto de seres, parte de una colectividad.
La traición se cierne sobre ellos hasta que los destierran. Escondidos del resto, irán fortaleciendo su relación. Pero tarde o temprano Bid habrá de regresar a su tierra, para alertar a los suyos de la amenaza de la tribu donde ha vivido hasta ese momento.
Tras la huella del hombre rojo es una pormenorizada descripción de las leyes que han regido a nuestros antepasados: las jerarquías y las peculiaridades del hombre primitivo, su concepto de familia y de tribu, la relación del individuo con su sociedad y el lugar que la mujer ocupa en ella, el papel de los progenitores y la relación con sus hijos, la incipiente lucha de sexos. Así como situaciones que cobran ante nosotros una evidente actualidad: el choque de culturas y la xenofobia. Una aventura que se sigue sin aliento, cautivadora narración sembrada de peligros y de antiguas señales que, desde la distancia, permiten una mirada nueva sobre nuestra humanidad.
Tras la huella del hombre rojo
Autor: Lorenzo Mediano
PVP: 18,90 €
Páginas: 544
Lanzamiento: 14 de Octubre de 2005
Ediciones Grijalbo