Ante la muerte confirmada de un joven de 20 años la primera declaración del Ministerio del Interior y de los Carabineros pretendió atribuír su muerte » a una pedrada».
Era clara la intención de culpabilizar a los propios manifestantes.
No contaron con la habilidad y oportunidad de un fotógrafo de la agencia Reuters. Logró sacar una secuencia donde aparece primero el joven con un extintor en sus manos, cuando aparentemente se dispone a arrojarlo contra un jeep de los Carabineros. Pero en la misma foto se advierte que en la ventanilla trasera aparece la mano de un policía empuñando una pistola.
La foto siguiente muestra ya el cuerpo del joven en el suelo, con la cabeza ensangrentada.
El vehículo policial ha dado marcha atrás y le ha pasado por encima. En la foto se advierte con toda claridad la matrícula del jeep de los carabineros.
En otra foto, el cuerpo del joven está en el suelo, y en torno a su cabeza herida de muerte, un gran charco de sangre. Seguramente la foto dará la vuelta al mundo. Penosamente se habr de constitu¡r en el s¡mbolo de la respuesta del sistema al creciente reclamo contra el neoliberalismo y sus pol¡ticas de exclusi¢n, pobreza y marginaci¢n para millares deseres en el planeta.
Los planes de «los 8» de apaciguar los nimos con dos o tres medidas efectistas: unos millones para combatir el SIDA, algunas condonaciones parciales de la deuda y luego seguir en lo suyo, han desconocido la realidad que ellos mismos han creado.
Prefieren criminalizar a todos los que protestan, denunciar planes diab¢licos, conspiraciones misteriosas. Y quiz s, hasta terminan creyendo en sus propios fantasmas. Les cuesta mirarse en el espejo, reconocer que el riesgo est en las pol¡ticas que han engendrado.
Esta noche en G’nova, miles de j¢venes y no tan j¢venes, dolidos, con bronca, discuten el camino a seguir ma_ana s bado. Quienes impulsaban una marcha pac¡fica y multitudinaria reclaman que ese es el camino. Que no haya m s v¡ctimas. En esa l¡nea se pronuncian tambi’n los organizadores del Foro Social. ( a contracumbre ).
Pero quien sabe si hay espacio para eso. El gobierno italiano est en manos de reconocidos fascistas, en inescrupulosos como el propio Silvio Berlusconi.
Eso s¡, con traje, corbata, sonrisa amplia y gestos corteses con sus poderosos invitados.
Y un discurso paternalista, perdonavidas y con pretensiones «democr ticas».
Pero su verdadero rostro es el de su respuesta ante la protesta: una ciudad militarizada, cientos de bloques de cemento con vallas de cuatro y hasta seis metros de altura; 20 mil polic¡as y militares; cierre selectivo de fronteras; allanamientos de sedes sociales, de lugares de hospedaje, exigencia permanente de documentos.
Y cuando consideran que hace falta: cargas con todos sus elementos represivos. Y al final, el balazo en la cabeza de un manifestante. La oltima palabra.
Lo que m s duele es esta vida joven. Pero tambi’n duele este duro aprendizaje de los j¢venes que comprueban que la «bestia» que denuncian casi diariamente, es tal como ellos la pintan. Y que cuando puede convencer a trav’s del dominio de los medios de comunicaci¢n, los miedos, la presi¢n, muestra un rostro.
Pero cuando todo eso no alcanza, no duda en blindarse, en armarse, en disparar. En matar. Aqu¡ en Europa no estamos tan habituados a estos asesinatos policiales. Al «gatillo f cil». Quiz s por eso la sorpresa y el estupor es grande.
Ma_ana s bado, al mediod¡a, distintos grupos ciudadanos, movimientos contra la deuda externa, ONGs, grupos religiosos, y corrientes pol¡ticas y sindicales han convocado a una manifestaci¢n de protesta frente al consulado italiano en Barcelona.
Los sonrientes mandatarios volver n esta noche a dormir a la protegida tranquilidad del «European Vision», el lujoso nav¡o para 1.500 pasajeros, 700 tripulantes y camareros atracado frente a G’nova.
All¡ disfrutar n de sus cuatro piscinas, centro de salud y belleza, discoteca, casino, minigolf, teatro y centros comerciales.
En torno al barco, lanchas patrulleras, hombres rana, radares, y artilugios sofisticados para protegerles de cualquier atentado.
No estar n todos: George Bush prefiri¢ escoger la base militar de Livorno y la protecci¢n de fuerzas norteamericanas.
El joven asesinado se llama Carlo Giuliani, ten¡a 23 a_os, viv¡a en G’nova, y hab¡a nacido en Roma. El Ministerio del Interior italiano se apresur¢ a anticipar que «ten¡a antecedentes por resistencia a la autoridad».
El fot¢grafo de Reuters les complic¢ las excusas. Para ellos, hubiera sido mas f cil responsabilizar de su muerte a los propios manifestantes.
Un viejo m’todo de autoritarios y dictaduras.
Noche de dolor, de reflexi¢n. No s¢lo en G’nova.
Unos comienzan a pensar si la reuni¢n de los 8 poderosos, su show anual, merec¡a el gasto de millones de d¢lares en seguridad, una ciudad patas para arriba y al menos una vida joven segada por las balas policiales.
Otros, piensan que es v lido el rechazo, la protesta. Pero que tambi’n es tiempo de organizarse, de imaginar y construir alternativas. De que la Vida prevalezca sobre la Muerte.
Otro mundo es posible…si comenzamos a construirlo.
Redacci¢n de SERPAL, Servicio de Prensa Alternativa.