Infinitos trazos dibujan el retrato del vino en España, lo llenan de formas, colores y estilos. Un retrato en movimiento en el que nada es definitivo, donde los pequeños detalles enriquecen, marcan la diferencia, rompen la monotonía. El retrato del vino evoluciona hacia un escenario con actores que trabajan por convertirse en principales, con sus tradicionales formas de hacer, una actitud sencilla, poco o nada postural, y dos poderosas armas: las variedades autóctonas y la mejora permanente de la producción.
La uva prieto picudo no sólo se ha erigido como enseña de los Vinos de la Tierra de León, sino como una de las grandes revelaciones dentro del no demasiado extenso repertorio de vinos que podríamos considerar únicos en España. La blanca albarín (nunca confundir con albariño) completa la gama de vinos que ofrece esta variedad tinta, en los que además encontramos versiones de uvas más conocidas como el verdejo o la mencía.
Son todas ellas la esencia de los 16 vinos (cuatro por categoría) que llegaron a la final de la XIII Cata Concurso Tierra de León, celebrada en el marco de la feria del vino de Valencia de Don Juan. De allí se puede decir que salieron elegidas sólo algunas de las mejores elaboraciones de la zona, porque no participaban todas las bodegas de la denominación de origen.
• TINTOS ENVEJECIDOS
Un tinto de crianza, otro de reserva y un rosado, los tres de prieto picudo, fueron los que merecieron la máxima consideración del jurado. Los dos primeros, obra de la Cooperativa Los Oteros, eran Augusta Roble (2009) y Señorío de los Oteros (2005). Uno con 12 meses de barrica, el otro con 30, cada uno de los cuales ponía en evidencia las cualidades de cada etapa de la vida, las virtudes de madurar. Puede que tarden en abrirse, pero cuando lo hacen arrojan intensidad, armonía y hasta casi podríamos decir que una sorprendente juventud, inesperada en el reserva.
• ROSADOS
Gurdos 2012, de Bodegas Gordonzello, fue el mejor rosado. Un vino muy divertido de notas florales y toques de fresas y frutas rojas propios de la variedad. Fresco y fácil de beber, persistente y agradable en boca, con una acidez bastante equilibrada, este rosado se elabora con la peculiar técnica del “madreo”, que consiste en añadir al mosto en fermentación una pequeña parte de racimos enteros, lo que potencia el color y la estructura, al tiempo que origina una sutil aguja. La Cooperativa Los Oteros se llevó el segundo puesto en esta categoría con su Auterolo 2012, con un carácter más seco y una acidez algo más pronunciada.
• BLANCOS Y TINTOS JóVENES
En blancos triunfó un verdejo, el Airad 2012 de Bodegas Peláez, de nariz intensamente frutal, acidez contenida, largo tanto en su recorrido en boca como en su enorme frescura. Se impuso al Peregrino Albarín de Gordonzello, que quedó segundo porque su espléndida fiesta de notas frutales y florales en nariz promete un trago mucho más intenso y largo del que finalmente llega. La Bodega Pedro Casis se hizo con el primer puesto en tintos jóvenes con su Casis 2012, combinación de prieto picudo, mencía y tempranillo, un vino de tonos cardenalicios e intensidad aromática pronunciada, con cuerpo y una acidez definida que en nada complica el paso por boca.
Mar Villasante
@marvillasante