Es, cuanto menos sorprendente, observar cómo los políticos de todos los partidos utilizan un sistema sanitario, el español, envidiado por países tan avanzados como Estados Unidos, como herramienta para captar votos, como arma para presionar a otros partidos políticos o incluso como moneda de cambio. El hecho de que sus competencias estén transferidas a las Comunidades Autónomas lejos de mejorar la situación la complica, porque los gobiernos autonómicos la usan como arma política y el gobierno central, también.
“Les hemos destrozado el Sistema Sanitario”, afirmaba el exdirector de la Oficina Antifraude catalana, Daniel de Alfonso, refiriéndose al ejecutivo catalán; en conversación con el ministro del Interior descubierta en las grabaciones hechas públicas hace algunos días.
Lo cierto es que la necesidad de apartar la gestión sanitaria de la enorme tentación para los políticos de utilizarla para complacer a sus intereses cortoplacistas, es un debate social que es necesario abrir cuanto antes. Porque la Sanidad debe estar gestionada por técnicos que defiendan su sostenibilidad y perdurabilidad por encima de los intereses partidistas; con independencia de quién gobierne, por cuanto tiempo o respondiendo a qué ideología.
Es posible. La Unidad Nacional de Trasplantes, por ejemplo, es una institución que funciona con una eficacia y eficiencia envidiables para la sociedad y no está sometida a la injerencia política. Su gestión es absolutamente transversal e independiente. Este sería uno de los ejemplos de éxito.
Hace algunos días, el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) emitía un documento en el que enfatiza la precariedad laboral en la que nuestros profesionales médicos están cayendo. Sueldos de 1.200 euros al mes, caos en la gestión de pacientes, guardias interminables y continuas jubilaciones y bajas que no se cubren y que incrementan las cargas de trabajo. La vocación de estos profesionales evita, demasiadas veces, que los usuarios se vean perjudicados. Y como, además, algunos de nuestros lectores nos han pedido que indaguemos sobre si esta situación es cierta o no, hemos ido a la fuente.
En esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/TV, el vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB), Jaume Sellarès, habla claro. Insistimos en ello. En que sea lo más riguroso posible, porque el asunto no es baladí. Mientras los profesionales médicos entran paulatinamente en precariedad y la sanidad se convierte en moneda de cambio para los políticos de todas las tendencias, la sociedad va perdiendo uno de sus valores fundamentales. Escuchen.
Gema Castellano @GemaCastellano