Laguardia y vanguardia se confunden a los pies de la Sierra Cantabria, el emblemático municipio de la Rioja Alavesa donde un singular edificio diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava cobija los vinos de Ysios, tempranillos en estado puro procedentes de viñedos seleccionados de unos 40 años de media. Son reservas con una crianza de 14 a 16 meses en barricas de roble francés (85%), americano y húngaro y un reposo mínimo de 22 meses en botella. Una promesa, o tal vez un deseo, que se hace realidad cuando se consiguen los resultados esperados.
Más de tres años, por tanto, de meticuloso y paciente trabajo en el que el enólogo Luis Zudaire ha dejado una impronta personal, huella que se puede apreciar en el cambio de las añadas 2006 a 2007, la que ahora ha salido al mercado y de la que es responsable.
Este Ysios Reserva 2007, con nueva etiqueta incorporada, alcanzará su plenitud con unos meses más en botella, quizás hasta un año, pero ya apunta un excelente equilibrio y elegancia. Intensidad, amplitud y longitud, tres dimensiones para un tempranillo con una agradable nariz de frutas negras, torrefactos y ciertos especiados que en poco tiempo, si cabe, se irá redondeando. Su precio ronda los 25 euros.
El hermano mayor se presenta como Ysios Edición Limitada 2009. Menor en edad, pero mayor en precio (unos 60 euros) y en la exclusividad de las uvas seleccionadas de las que procede, las mejores de los viñedos de más de 80 años situados en la parcela más antigua de la bodega.
Son 9.000 botellas numeradas, que se distribuirán fundamentalmente en hostelería y tiendas especializadas, una delicia que estará disponible para Navidad.
De esta edición limitada sólo se puede disfrutar si las uvas tienen suficiente calidad, razón por la que no se hizo en 2008 (la última cosecha era de 2007). Esta añada de 2009 se antoja afrutada y delicadamente explosiva, un reserva fresco y moderno, por encima de los tópicos, con aromas de torrefactos y bollería, balsámicos y notas mentoladas. Un vino sedoso y equilibrado, persistente y redondo, al que su enólogo todavía le augura una prometedora evolución hacia una mayor suavidad en boca. Como para pasar del amor a la locura.
Mar Villasante
@MarVillasante