Las firmas se esmeran en sacar a la calle cazadores de tendencias con el único fin de saber, exactamente, qué es lo que quieren, buscan, desean y añoran las personas de un determinado perfil, pero casi todas llegan tarde; porque las tendencias cambian ahora a la velocidad de la luz impulsadas por un proceso de cambios aún inacabado que también afecta a la forma de vivir. Y es que el urbanita por excelencia se ha convertido en un auténtico camaleón, empeñado en despistar -a través de su imagen- a los más avezados analistas. Su apariencia social es el arma utilizada para triunfar en sus relaciones personales y en su faceta laboral, pero sus secretos más íntimos -esas aficiones y actividades de calidad encaminadas a disfrutar de un bienestar que cura el alma, alimenta el espíritu y genera felicidad- son un auténtico misterio.
Para las constructoras de automóviles -debido a la los malos resultados del sector desde que comenzó la crisis- es de vital importancia encontrar el producto que engatuse a ese nuevo perfil de consumidor caracterizado por poseer la capacidad económica necesaria para invertir en su tiempo libre; un consumidor, por cierto, para quien el vehículo ya no supone el apéndice visible de su propio éxito, sino un elemento más de confort y disfrute. Y el secreto está en la calidad del ocio. En la capacidad que tienen los consumidores para aportar un valor cualitativo añadido a su tiempo libre y privado.
La sostenibilidad, la naturaleza o la necesidad de aventura sin renunciar al confort y al refinamiento, son los objetivos de un usuario concienciado que busca los argumentos necesarios para poder disfrutar plenamente del medioambiente, de la naturaleza, de los viajes o de los destinos sin necesidad de que éstos sufran un deterioro. Equilibrio sería la estrategia clave, y parece que tanto el consumidor como las marcas inteligentes vibran -en este sentido- en la misma onda.
Después de una era de excesos en la que el monovolumen y los SUV-Crossover invadían inexplicablemente las ciudades con formatos creados exclusivamente para cubrir una falsa necesidad de espacio, las aguas vuelven a su cauce; y ahora, hay constructoras que han sorprendido con auténticos todoterreno -4X4 reales- que, sin embargo, presentan unos interiores de exquisito refinamiento.
Al fin, hemos entendido que cada mecánica tiene su espacio, independientemente del confort. La cuarta generación del Grand Cherokee de Jeep nos ha sorprendido en este sentido; aunque no es el único modelo de esta constructora americana que, por su interés, redescubriremos en este medio. Y no es para menos. Prácticamente limitada al público americano durante décadas, Jeep es el gran descubrimiento de un nuevo usuario europeo amante de la aventura y la calidad de vida; y también -aunque resulte paradójico- de la sostenibilidad y el compromiso con el medioambiente. Hay pocos momentos tan especiales en la vida de un aventurero, como los que proporciona esta bellísima máquina capaz de comportarse como un auténtico deportivo en carretera y arremeter en la montaña con la fiereza y la rabia de un mamut herido.
Sin entrar en detalles mecánicos, diremos que la aerodinámica roza lo imposible con sus dimensiones de 4,82 metros, consiguiendo un refinamiento y silencio interior impropios de un “trotamontañas” de 286CV gasolina / 240 CV diésel que también cuenta con modo de conducción “ahorro”. El confort interior es absoluto, garantizado por piel de primera calidad, maderas nobles, suave moqueta y un sistema de acolchado que implementa la comodidad en el tacto cuidando hasta el más mínimo detalle en las costuras y engastes. Los sillones, anatómicos y controlados por sistema eléctrico, son de cuero, están calefactados y ofrecen la posibilidad de memorizar un par de posiciones predeterminadas. Además, el Grand Cherokee tiene sistema de reproducción DVD con pantalla en las plazas traseras (opcional) y climatización automática en tres zonas.
Pero uno de los elementos tecnológicos de confort más sugerentes es la pantalla táctil delantera de 6,5 pulgadas, que visualiza las imágenes de la cámara trasera conectada a los sensores de estacionamiento delanteros y traseros y asiste en la maniobra. Una ventaja a la hora de estacionar un vehículo de semejante envergadura. Y para completar su oferta a un público cien por cien conectado, el nuevo Grand Cherokee incorpora sistema de conexión inalámbrica Bluetooth Uconnect con nueve altavoces, subwoofer y disco duro de 30Gb. entre otras funciones digitales dignas del deportivo más sofisticado. No es de extrañar que el nuevo consumidor de experiencias y sensaciones de calidad, ese especímen con prioridades diferentes y genéticamente tecnológico surgido de una sociedad en cambios, haya puesto su punto de mira en este 4X4 que contempla por encima del hombro a todos los de su raza; porque es capaz de ofrecerle momentos de evasión diferentes y muy alejados de la complejidad cotidiana.
Pero lo más sorprendente es que el Jeep Grand Cherokee ha conseguido seducir también a un público insobornable: el femenino, que cada vez más va abandonando el tópico de que las mujeres son incapaces de abordar los retos de unas máquinas potentes y avanzadas, en pro de la actitud meramente funcional del utilitario.
Féminas de postín como Elaine Wynn -esposa del mumtimillonario americano de los casinos-resort, Stephen Wynn– han declarado su pasión por esta “fiera de los caminos” que -para sorprender aún más- se comercializará en 2012 -en un principio sólo en Estados Unidos- en versión SRT8, un bellísimo animal de 465 CV cuya figura exterior, versatilidad y prestaciones interiores, imponen. Nosotros lo hemos probado en plena naturaleza y, definitivamente, ha surgido el flechazo.
Gema Castellano
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