La crisis que experimenta el sector alimentario en todo el mundo definitivamente no es algo pasajero. Diversos factores influyen de manera directa en este problema, por lo que es viable afirmar que esto es algo que va a permanecer en el tiempo; es una crisis con prolongación y proyección que, por el momento, no tiene una solución clara.
En primer lugar, el sostenido desarrollo económico de países como China e India –que juntas forman más de la tercera parte de la población mundial con aproximadamente 2 mil millones de habitantes– y la incorporación de carne en sus dietas ha hecho que la demanda de granos y pasto aumente, ya que para producir un trozo de 100 calorías de carne, se requieren 700 calorías de alimento para el animal. Segundo, el aumento en el precio del petróleo y los problemas climáticos han afectado considerablemente al sector agricultor y ganadero en todo el mundo. A esto se suma las políticas erradas con relación a los biocombustibles, donde la cantidad de energía requerida para producirlos muchas veces es mayor que la que ellos producen.
En síntesis, estas son las principales fuerzas motrices que lideran la crisis de alimentos.
“No es que los precios de los alimentos hayan subido ahora y en seis meses vayan a bajar. De acuerdo a estos factores, es esperable que los precios de los alimentos se mantengan o sigan subiendo. Los chinos siguen creciendo con una taza del 10 por ciento y su demanda de alimentos es más alta y variada, sobretodo en relación a la carne. La agricultura del siglo XXI es muy intensiva en energía, por lo que existe una mayor demanda de petróleo, y el precio de éste se proyecta a US $200 por barril. El cambio climático y las consecuencias que trae consigo, como la sequía en Australia, que es el segundo exportador mundial de alimentos, es un claro ejemplo de la importancia del clima en relación a la producción de alimentos. Y por último las erradas políticas respecto a biocombustibles. Por ejemplo, en algunas ocasiones –como en Brasil- han promovido la deforestación, que acelera el problema del cambio climático” afirma Ricardo Simpson, académico del departamento de procesos Químicos, Biotecnológicos y Ambientales de la Universidad Santa María.
Para este último caso, el especialista pone como ejemplo el caso brasilero, donde para producir etanol desde la azúcar de caña, se promovió la deforestación, afectando y acelerando el cambio climático. Además, Simpson asegura que en el caso de la producción de etanol a partir de maíz, la cantidad de energía que se requiere para producir un galón es mayor que la que se puede producir a partir del galón, afirmando que “el tema de las políticas de biocombustibles no han sido necesariamente las más acertadas”.
“Si uno mira hacia adelante, China va a seguir creciendo y la crisis no va a pasar por ese efecto. El precio del petróleo sigue alto y tiene proyecciones de alza, y los problemas climáticos van a seguir. Este es un problema que se nos viene para adelante, y los más afectados serán los países subdesarrollados. El tema es preocupante y el impacto muy grande” asegura el especialista de la USM, quien citó un artículo del New York Times que señalaba que “la necesidad más inmediata es aumentar el apoyo a la gente en angustia: el Programa Mundial de Alimentación de la ONU ha hecho público un desesperado llamado para obtener más fondos…Pero no está claro cuánto es lo que se puede hacer. Comida barata y petróleo barato podría ser sólo una cosa del pasado”.