Mientras los impuestos se subieron a los sectores más desfavorecidos (IRPF e IVA), se han bajado solo a determinados grupos sociales que no son los más desfavorecidos. Las grandes empresas y grandes fortunas, por su parte, siguen sin cotizar lo que sería de ley -provocando una desigualdad indigna de una sociedad democrática y moderna- y tampoco ha resuelto Montoro los temas de las evasiones fiscales. Tenemos por ahí una lista de 714 evasores a los que el ministro perdonó y no nos quiere decir quienes son.
Bienvenida sea la rebaja impositiva aunque sea electoralista, pero es perverso que se haga solo por intentar ganar unas elecciones, después de los esfuerzos que ha hecho y hace la sociedad para conseguir salvar a un sistema financiero irresponsable.
¡Mil perdones debería pedir el ministro a la sociedad!. Pero de corazón. No de boquilla. Y también debería comenzar a devolver con creces a la propia sociedad todo lo que ésta ha aportado. Pero no es así. España es el país con más desigualdades de ingresos entre ricos y pobres. Así lo advierte el informe Government at a Glace de la OCDE.
Y aún así, los sacrificios que pidió Montoro a la sociedad no han servido para solventar los desaguisados que el ministro de hacienda decía que tenían que solventar. El objetivo era reducir la deuda pública. A día de hoy, la deuda pública española es tres veces la deuda pública de diciembre de 2013.
Esta es la realidad. Lo demás, propaganda electoral y pose.
Gema Castellano @GemaCastellano