Rajoy se está «apañando» bien el terreno para aguantar en el poder, y ¡qué narices!, hay que reconocer que estratega no es, pero sí es un excelente trilero, cuyo arte para embaucar debería reconocérselo el mismísimo Aznar. Sí. Ese que pensó que si ponía a Rato se acabaría su influencia y que con Rajoy mandaría; y ¡fíjate tú por donde, ha sido al revés..!
El «río revuelto» que Rajoy provoca le da buenas ganancias como pescador. Porque como no le importa el «donde dije digo ahora digo Diego» y ante la petición de explicaciones su táctica es responder «me voy corriendo que llueve mucho», no tiene ninguna responsabilidad con el respetable. No se la ha creado. Su responsabilidad es «con España», a la cual se ha imaginado como una, grande y libre en las convenciones internacionales, aunque aquí la gente no tenga ni las mínimas herramientas para progresar.
En fin. El verano le ha cundido. Ha colocado a su amiga del alma, Asunción Mosquera, como secretaria de gobierno de la Audiencia Nacional -así se entera antes que nadie de lo que se máquina en los casos de corrupción-, ha decretado una reforma en el Tribunal Constitucional para que le quede claro a Artur Más que no escapará al cumplimiento de sus sentencias, se ha asegurado de que los jueces que juzgarán Gürtel y Púnica son de su cuerda, y ha convertido el tema catalán en el «asunto por excelencia»; ese por el que todos los ciudadanos españoles se partirán el alma, se unirán como con los colores de un equipo de fútbol y olvidarán todo lo demás como si fuera «pecata minuta». Porque ¿qué es la corrupción endémica en el partido del gobierno, ante su amor por la unidad de España y su lucha contra el independentismo? Pues eso. Pecata minuta.
Rajoy ha sacado la carta electoral que tenía debajo de la manga y le está dando tan buen resultado, que incluso Pedro Sánchez está teniendo que emplearse a fondo en los mítines, para dejar claro que él tampoco quiere la independencia. Pero es en vano. Ha sido Rajoy el único que ha sabido convertir el tema catalán en el leitmotiv capaz de unir a los españoles en contra de un enemigo común. En fin. El argumento es maquiavélico…
Tan maquiavélico, que Rajoy ha metido incluso a Merkel y a Cameron en el «tema catalán», a cambio de ofrecerle a la alemana consenso con el tema de los refugiados. Rajoy ha pasado del «una cosa es ser solidario y otra ser solidario a cambio de nada» al «ningún país europeo va a negar el asilo a nadie» en el momento que Merkel ha hecho lo que Rajoy quería a cambio.
¿Y qué era? Pues que la cancillera dijera alto y claro que Cataluña no entrará en Europa si se independiza. Lo que pasa es que de Merkel tampoco hay que fiarse -es más trilera que Rajoy- porque también dijo que Guindos sería presidente del Eurogrupo y mira donde está.
Rajoy ha simplificado para que el respetable no tenga que pensar demasiado y ha reducido las elecciones generales a un «si no quieres una Cataluña independiente y luchas por la unidad de España vótame a mí» y si apoyas el independentismo vota a toda la «izquierda radial» que son todos los demás que no soy yo.
Todo lo demás, paro, impuestos, corrupción, pobreza, etc. es pecata minuta.
Gema Castellano @GemaCastellano