En lo que respecta a la constitución del palco creo que los presentes deberían tener más cintura y más sentido de humor; ya que por otra parte tienen la osadía de presentarse ahí como monolitos presidenciales al estilo Nerón. Al fin y al cabo solo se enfrentan a una «pitada». Y tal y como están los tiempos, demuestra mucha tolerancia. Debería interpretarse, simplemente, como una educada «tarjeta amarilla» de amonestación.
Si las instituciones quieren presidir eventos en los que manda el pueblo y ser aplaudidas, solo tienen que ser honestas y decentes.
Porque mientras Javier Arenas se empeña en que la gente ha faltado al respeto a los símbolos de España, al himno, lo que la gente hace realmente es manifestar su rechazo a un palco que tiene bemoles. El rey, que pese a no tener personalmente culpa de nada debe afrontar el rechazo a una monarquía nada ejemplar; Artur Mas; y Villar, el representante de una Fifa más corrupta que el propio PP. ¡Como para no pitarles a los tres! El momento «himno» es simplemente el más indicado para expresar el descontento. Y la gente, lo hace.
El gobierno ha convocado una Comisión para estudiar sanciones a ese «ataque hacia los símbolos». Qué curioso que no lo haga cuando otros se envuelven en la bandera española para amenazar de muerte y atacar a periodistas, como ha ocurrido este fin de semana en Madrid. Pero en cualquier caso yerra el tiro. Y es que para que el pueblo tararee el himno, porque cantarlo no se puede, debe estar orgulloso de su país. Y al parecer, la marca España está desprestigiada incluso por los españoles.
La han liado parda. A los políticos y a las instituciones me refiero. A ver cómo recuperan ahora el respeto del pueblo. Desde luego, creando comisiones para reprimir, no
Gema Castellano @GemaCastellano