El goteo de autoridades políticas, civiles e incluso militares y la euforia de la ciudad por la llegada del TGV -cuya policía ha bloqueado incluso el tráfico de las calles, para que la comitiva de autobuses pudiera llegar sin contratiempos desde la ‘gare’ hasta el Palais des Rois de Majorque, donde se han celebrado los parlamentos y el cóctel hispano-galo-catalán- predisponían a la minimización de cualquier intento de ‘pataleta’; porque, para qué vamos a engañarnos, mirarse el ombligo tiene bien poco efecto, cuando hay proyectos internacionales que emocionan a la sociedad y prometen riqueza, intercambio y negocios.
La Ministra de Fomento Española, Ana Pastor, y Frédéric Cuvillier, Ministro Delegado de Ecología, Desarrollo Sostenible, Energía y Transportes del Gobierno Francés, no se han separado ni un instante. Acompañados por Jorge Fernández Diez, Ministro del Interior; Rafael Catalá, Secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda; y los presidentes de SNCF, Guillaume Pepy; Renfe, Julio Gómez Pomar; Adif -cuya segregación en dos entidades públicas diferentes denominadas Adif y Adif Alta velocidad, fue aprobada, precisamente, por Real Decreto Ley, el pasado 13 de diciembre en Consejo de Ministros-; y RFF (Réseau Ferré de France), Jacques Frossard, los dos políticos han coincidido en que se estaba viviendo un “hito”, un “momento histórico”.
Una “jornada histórica”, tal y como ha remarcado Jean Paul du Alduy, actual presidente de la Communauté d’Agglomération Perpignan Méditerranèe y antiguo alcalde de Perpignan, quien ha dirigido la ceremonia de parlamentos.
El proyecto viene coleando desde bien lejos. Más de quince años. El “Corredor del Mediteráneo”, que forma parte de la Red Transeuropea de Transportes y cuenta con financiación comunitaria, se consolida con la nueva línea ferroviaria entre Perpiñán y Figueres; aunque Francia no se compromete en el corto plazo.
El país galo invertirá 1.300 millones de euros para que en 2017 la duración del viaje entre Perpignan y Montpellier sea de 20 minutos menos, aunque se ha dado la fecha de 2030 para conseguir que el viaje en alta velocidad entre Barcelona y París, cuya duración ahora es de seis horas y 25 minutos a un coste para el usuario de 170 euros en turista y 220 euros en preferente, se reduzca hasta las cinco horas.
No está la Unión europea muy satisfecha con ese tiempo record Barcelona-París del que las autoridades alardean; y es que la obra ha ‘sisado‘ 3.500 millones de euros a las arcas comunitarias.
Lo cierto es que, aunque Francia fue pionera en TGV conectando París con Lyon en 1981, ha sido España el país que más ha invertido en alta velocidad en menos tiempo y parece que seguirá siendo así. Recientemente la Unión Europea ha incluido al Corredor Ferroviario del Mediterráneo en la carpeta de ‘proyectos prioritarios’ y calcula que podrá arañar hasta 3.000 millones de euros para su desarrollo. Bruselas insta al gobierno español a que presente proyectos elegibles al programa “Conecting Europa”, subvencionados entre un 20% y un 40%; que podrían paliar la cifra de desempleo y generar riqueza. Veremos.
Bien. De momento, son las estatales Renfe y SNCF las que han dado un primer paso, quizás para la fundación de un futuro consorcio privado europeo, que de momento se materializa en una alianza estratégica. Conjuntamente ofrecerán un servicio de trenes TGV y AVE que enlazarán 17 ciudades de España y Francia, sin transbordos ni cambios de anchos de vía.
Cada empresa ha aportado al proyecto inicialmente diez trenes de alta velocidad -cinco por sentido- y la oferta inicial es de dos frecuencias diarias por sentido y 4.000 plazas diarias.
Ana Pastor ha remarcado las excelente relaciones comerciales de España con Francia, que rozan los 80.000 millones de euros y en la última década han aumentado un 125%. “Francia es el primer cliente y el segundo proveedor de España con un 20% de las exportaciones españolas y un 12% de sus importaciones”, ha manifestado la titular de la Cartera de Fomento, aunque no sólo de números ha hablado la ministra.
Se ha referido al libro “La rebelión de las masas” de Ortega y Gasset, para definir lo que significa la libertad en Europa y también a la Revolución Francesa. “Juntos -españoles y franceses- compartimos en lo esencial una visión del mundo de hoy, una visión de la modernidad que es legado en gran medida de las libertades y los derechos civiles que alumbró la Revolución Francesa”, ha dicho. Pero han sido émile Zola y su novela “El Dinero”, los que más han impactado, parece, a la ministra. Y sería importante, porque la inversión es la base para salir del ‘estancamiento’.
Gema Castellano
@GemaCastellano
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