Ayer por la tarde le pegó la patada a Ana Mato solo para poder soltar este discurso napoleónico hoy, un discurso que se vislumbra muy aprendido y ensayado, a juzgar porque el presidente, el rey de los titubeos, lo ha dicho todo de carregilota. Se nota que el caracter tozudo del presidente le impulsa a ir a piñón fijo. Si se encuentra en el camino un estorbo, le paga una patada y lo aparta, para hacer lo que se le había metido entre ceja y ceja. El objetivo hoy era su discurso, que para eso se lo había ensayado y requetensayado. En fin. Vamos al grano.
«Se trata, como acordamos en esta Cámara, y, como reclaman los ciudadanos, de ofrecer, lejos de medidas improvisadas o coyunturales, una respuesta a la corrupción amplia, firme, eficaz y duradera. La más amplia que se ha dado en España, sin duda, pero también la más rigurosa» dice Rajoy.
Rajoy ha demostrado un desdominio tal de la realidad social española que, realmente, comienza a preocupar. Si hay una palabra que defina hoy lo que la gente sentía al escucharlo, es «rabia».
De lo que se trata, Sr. Presidente, es de escuchar a los jueces y al Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, quien dijo textualmente y muy enfadado que «la ley esta hecha para el robagallinas y no para el gran defraudador», y reclaman de usted que adapte la legislación. No es cuestión de poner un parche propagandista con frases grandilocuentes en la tribuna del parlamento, para engañar al ciudadano.
«Se está creando un clima que, a ratos, se hace irrespirable, porque siembra una desconfianza generalizada hacia los instrumentos de la convivencia democrática. Entiendo la indignación de los españoles. La entiendo y la comparto» prosigue Rajoy.
Ha copiado sus palabras a Esperanza Aguirre y los efectos son los mismos. Demoledores para usted. ¿Si lo entiende, por qué mantiene a sus corruptos en sus puestos? ¿Por qué no hace limpieza en su partido que es el del gobierno? !Patrañas!
«Quiero que quien la haga, la pague» asevera. ¡Mentira, Sr. Presidente! Usted lo que quiere es que todo prescriba y que la cosa pase cuanto antes para que los jueces no toquen a algunos que no se callarían. ¿Por qué están Matas en la calle y Castedo en su puesto?
«Tenemos el deber de ser ejemplares» asegura. ¡Exacto Sr. Presidente! Dime de qué hablas y te diré de qué careces.
En resumen… ¡nada, señores! Discurso de fuegos fatuos. Una vergüenza. Para ese viaje no hacen falta tantas alforjas. Y, por cierto ¿qué aplaudían los parlamentarios sensatos de su partido? ¡Demencial! ¿Y la oposición? ¿Qué le pasa para oponerse de una manera tan sutil? Definitivamente, necesitamos sangre nueva en todos esos asientos. Tenemos un parlamento cómplice con una corrupción sistémica. ¡Sistémica! No eventual.
Gema Castellano @GemaCastellano