Al fin y al cabo su problema es de egocentrismo. Una burbuja que explotará en unos días, cuando las medidas de las nuevas coaliciones copen las portadas. ¿A dónde van a ir ahora y qué van a hacer cuando se les rían al dar una orden, los mismos que hasta ahora se ponían firmes?
La condesa consorte «chochea» planteando una conspiración al más puro estilo de las de la Guerra Fría -vamos, que se ha quedado en las primeras entregas de James Bond- para seguir chupando cámara; y Rita… pues Rita hoy ni ha dado la cara. ¡Esa sí ha visto ya la hostia que se ha dado! Alberto Fabra, el presidente en funciones de la Comunidad Valenciana, ha tirado la toalla. Dice, textualmente, que «la corrupción está demasiado vinculada al partido Popular» y que se retira.
Rudi, la de Aragón, -esa que hizo la campaña haciendo desaparecer las siglas del PP en los carteles- también se va. Siente, asegura, «un rechazo fortísimo hacia la marca PP». Y Núñez Feijoo pide una revisión en el partido, pero lo pide «a la gallega». Sí pero no, y no pero sí. Por si acaso, se apunta a la coletilla de que «apoya a Rajoy».
¡Basta ya! No se puede criticar a priori a quien aún no ha gestionado y ha sido elegido por ese pueblo sabio al que se alababa cuando votó en masa al PP
La más singracia del día -y no creo que a estas alturas nadie la supere- ha sido Yolanda Barcina, la Presidenta de Navarra, que no es del PP sino de Unión del Pueblo Navarro, quien ha demostrado con su discurso del miedo no solo su enorme ignorancia histórica, sino también su escasa capacidad intelectual ¡Qué le vamos a hacer! Tal y como dice ella, «la gente manda con su voto, pero…»
Lo que sí es paradójico es que esos mismos que alabaron la inteligencia del pueblo todopoderoso y soberano cuando le dio la mayoría absoluta al gobierno del PP, digan ahora que el pueblo no tiene ni idea de votar
El Gobierno de Rajoy pasará a la historia como el propulsor de los cambios políticos en la España de la postcrisis y del fin de una época llamada «de transición», que quizás se ha alargado demasiado. Este mérito no se lo podrá quitar nadie. Lo ha hecho a conciencia. Y lo ha propuesto desde abajo. Desde los pueblos y las ciudades, cuya organización y gestión va a cambiar considerablemente.
¿Hacia dónde vamos? En fin. Adivinos no somos y aquí estamos para analizar y criticar todas las gestiones. Pero claro está que esa corrupción endógena que se había instalado en España durante años ya no va a ser posible y que los cambios vienen impulsados por una situación interna de país insostenible.
Así que fuera agoreros. Porque no se puede criticar a priori a quien no ha gestionado y ha sido elegido por ese pueblo sabio al que se alababa cuando votó en masa al PP
Gema Castellano