Es sorprendente el asunto este del pequeño Nicolás. Asoma continuamente por las rendijas informativas, a pesar del empeño de la vicepresidenta del gobierno para que no tenga protagonismo en prensa. Y es que -al margen de su fabulación, de sus exageraciones, de sus invenciones, de sus delirios de grandeza, de sus obsesiones de poder e incluso de su delirio mental- Nicolás se ha mimetizado con las formas y maneras de esos con los que se ha codeado desde que tenía …
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