Ciento cincuenta y tres personas de las 173 que embarcaron en el vuelo JK5022 de Spanair en el aeropuerto de Madrid-Barajas con destino a Canarias, han muerto carbonizadas. El comandante abortó un primer despegue, pero tras recibir el “ok” de mantenimiento intentó de nuevo la maniobra. El motor izquierdo se incendió. Un macabro incidente que tenía reiterados antecedentes en Spanair.
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