Es, sin duda, uno de los fotógrafos nacionales más consagrados. Sus campañas son recordadas por su sofisticación y una puesta en escena teatral, soberbia, que roza el surrealismo y, a pesar de que él se considera a sí mismo un fotógrafo de guerra frustrado, ha conseguido introducir en sus trabajos publicitarios un “germen” periodístico que los convierte en eternos. De lo contrario, confiesa, “no hubiera podido hacerlo”. La obra publicitaria por la obra publicitaria, simplemente no le interesa.
Etiqueta: