Pocos juristas se atreven con la indefensión de los jugadores “on line” de videojuegos, ante las decisiones unilaterales adoptadas por las plataformas de “banear” a un jugador. Cuando esto ocurre, el “gamer” afectado no solo pierde su reputación y posicionamiento en el juego, sino también toda la inversión extendida en el tiempo realizada en “ítems”, capacitaciones del personaje, armas etc; es decir, en un sin fin de mejoras para su personaje. Lo sorprendente es que las plataformas delegan la gestión de los servidores en jugadores a los que pretenden privilegiar por algún motivo; y a veces, estos administradores abusan de su poder.
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